¿Qué pasa si me quedo sin líquido refrigerante?

El líquido refrigerante es vital para que nuestro motor siga con vida. De hecho es un líquido que sirve para mucho más que simplemente refrigerar el motor: sirve para protegerlo, para conseguir que funcione con muy bajas temperaturas exteriores (sí, es anticongelante), protege de la corrosión y previene las formaciones calcáreas. Si este líquido pierde sus propiedades, perdería sus cualidades anticorrosivas, y por tanto podría poner en riesgo la integridad del motor.

Es curioso que a este líquido se le llame refrigerante y anticongelante, a la vez, ¿verdad? Eso es porque, por un lado, mantiene el motor en la temperatura óptima de funcionamiento, que se sitúa en los 90 ºC (de forma aproximada, esa temperatura puede variar uno o dos grados arriba o abajo). Por otro lado evita que con las bajas temperaturas exteriores, hablamos de varios grados bajo cero, haya congelación en alguna parte del circuito, una congelación que evitaría la correcta refrigeración del motor y, por tanto, nos traería serios problemas mecánicos.

Este líquido anticongelante hay que sustituirlo cada cierto tiempo, y es una de las 10 cosas que deberías comprobar antes de la ITV. Cuánto, depende del fabricante, pero estamos hablando de dos años, en general, y de entre 40.000 y 60.000 km (como siempre, lo que suceda antes, que suelen ser los dos años). Las razones ya las hemos expuesto, y realmente son similares a las razones por las cuales se debe sustituir el aceite del motor cuando toca, y no cuando nosotros suponemos que toca. Hay una cosa adicional, que podemos tener en cuenta cuando hablamos de cualquier líquido: ¿y si el circuito pierde? ¿Qué pasa si me quedo sin anticongelante?

Si nos quedamos sin líquido refrigerante, o el nivel baja poco a poco, es mejor que lo detectemos a tiempo antes de que sea demasiado tarde. Si no hay líquido en el circuito, o es insuficiente, diremos adiós al motor, sin remedio. Como muchos sabréis, y si no lo sabéis os lo contamos, es muy raro que se pierda líquido refrigerante porque el circuito es hermético, está cerrado y está diseñado para que no se pierda siquiera una gota. Pero todo puede pasar, e igual que a veces perdemos algo de aceite, gota a gota, podría pasar lo mismo con el anticongelante.

Por ese motivo se recomienda echar un vistazo regularmente a ver cómo anda ese nivel. Fijate si la cosa es importante que hasta el depósito de anticongelante es “muy visual”: es traslúcido y nos deja ver el color y nivel del líquido a imple vista, sin varillas, ni historias. El líquido refrigerante suele tener un color llamativo, anaranjado, rojo o rosa, incluso azul. El tapón del depósito también nos ayuda a identificarlo, pero en general se ve perfectamente.

Para comprobar el nivel de líquido refrigerante debemos tener el coche en llano, y completamente frío. Si el coche no está realmente frío, parte del líquido puede continuar en el circuito y falsear nuestra medida. Es, por tanto, fundamental que el coche esté frío, y también en llano para que midamos el nivel. El color del líquido, normalmente rojo o rosa, pero bien visible, nos ayudará a localizar el depósito y comprobar que el nivel es correcto.

En ese depósito hay dos marcas, la de mínimo nivel y la de máximo nivel, y hay que cerciorarse de que el nivel de líquido esté comprendido entre ambas marcas. De hecho es mejor que está más hacia el máximo que hacia el mínimo, y si baja de uno o dos dedos de esa marca de máximo, conviene vigilarlo bien, y en caso de que verifiquemos que baja el nivel poco a poco, acudir al taller para ver si nos rellenan el depósito, o bien buscan la fuga.