OBSERVA | Los detalles que debes siempre mantener en perfecto estado en tu auto

ALARGA LA VIDA DEL COCHE

Unos sencillos consejos consiguen que el motor de nuestro coche dure más. Para ello, debemos saber qué revisar y qué cambiar en el momento oportuno, además de atender a algunas claves de conducción.

Para empezar, levantar el capó y echar un vistazo de vez permite advertir dónde se sitúan elementos como el filtro del aire, la batería y los depósitos de líquidos (refrigerante, líquido de frenos, agua limpiaparabrisas, varilla y llenado del aceite del motor…) Y ya puestos, ¿por qué no conocer lo esencial para que todo funcione mejor y saber cómo influir para que el “corazón” de nuestro vehículo se mantenga en plena forma?

Podemos incidir sobre dos aspectos. Uno que podemos llamar pasivo, relativo al mantenimiento periódico del motor, llevando a cabo la sustitución de los elementos que sufren desgaste, como líquidos y filtros. Y un segundo aspecto, que podemos considerar activo y que se corresponde con la utilización del vehículo, las condiciones climáticas…

Sobre la faceta pasiva, atiende a las necesidades que fija el fabricante para el mantenimiento, que debe efectuar un profesional con todas las garantías. Es necesario que periódicamente (por kilómetros o tiempo), se sustituyan el aceite del motor y los filtros de aceite, aire y combustible, además de líquidos como el anticongelante/refrigerante y el de frenos. Sobre el encendido, si el motor es de gasolina habrá que cambiar bujías; en los Diesel tocará algo similar con los calentadores, aunque cada más tiempo y kilometraje.

Es importante sustituir, cuando llegue el momento indicado y en caso de montarla, la correa de distribución y sus periféricos (rodillos guía, tensores, correa de la bomba de agua si se acciona con la correa de distribución o por otra interna…), aparte de las correas auxiliares.

Además, debemos revisar los niveles de los líquidos: aceite, anticongelante/refrigerante, líquido de frenos, agua del limpiaparabrisas y servo-dirección, siempre en su nivel máximo sin excederse.

Sobre el mantenimiento activo, hay situaciones donde intervenir para que el motor sufra lo mínimo y rinda el máximo. El cuidado más importante se produce en el arranque: es el punto que ocasiona mayor desgaste, sobre todo con temperaturas bajas. Entonces, el aceite, acumulado en el cárter, la zona más baja del propulsar, requiere un instante para subir y engrasar la mecánica. Por ello hay que evitar acelerones e incluso tocar el pedal del acelerador al dar el contacto. Después, durante unos minutos, realizaremos una conducción tranquila hasta que el motor logre su temperatura idónea de funcionamiento, cuando el aceite se hace más fluido lubricándolo perfectamente. Y otro tanto con el anticongelante/refrigerante, que alcanzará su temperatura ideal en ese mismo punto.

En trayectos cortos o urbanos el motor funciona en diferentes zonas de rendimiento, lo que puede provocar que si le pidamos más de lo habitual no responda satisfactoriamente, sobre todo en la zona alta de las revoluciones. Con todo, no se trata de un problema serio: como suele decirse, “el coche se va acomodando”.

Hay que procurar que el uso que demos al vehículo sea variado. Algunos momentos, por condicionamientos de tráfico o de la carretera, será necesaria una conducción sosegada y tranquila. En otros, podremos ir de forma más “viva”, llevando al motor a regímenes de revoluciones (sin excederse, claro) más elevados, siempre con una conducción segura.

Ojo, nuestra conducción influye de forma determinante en la vida del motor, por lo que debe ser la correcta para cada momento para éste se muestre eficiente, tanto en funcionamiento como por consumo. No acelerar o frenar sin motivo, adaptar cada marcha del cambio a la velocidad, la carga las condiciones de la ruta y la climatología es decisivo