SISTEMA DE RETENCIÓN INFANTIL
Una de las preguntas que más frecuentemente nos hacen nuestros lectores —y en mi caso también familiares y amigos— es cómo deben viajar los niños en el coche y qué dispositivo es el más adecuado para cada edad. Afortunadamente, cada vez son más los conductores que están concienciados de que los pequeños no pueden ir de cualquier manera en el automóvil, y que merece la pena invertir una buena cantidad de euros en su seguridad. Al fin y al cabo, aunque una silla nos parezca cara la daremos un uso muy largo: piensa que el niño debe utilizar estos dispositivos durante los primeros doce años de su vida.
Cuando nace un niño está muy claro qué de dispositivo de retención se debe utilizar: el capazo (Grupo 0) o portabebé homologado (Grupo 0+). Éste último debe colocarse en sentido contrario a la marcha del vehículo y es válido durante los primeros meses del niño, hasta aproximadamente los 18 ó 20 meses de edad. El cambio a la siguiente silla debe darse a partir de esta edad, pero sólo cuando el pequeño supere los 10 kilos —en el cado de una silla del Grupo 0—, los 13 kilos —si se trata de un Grupo 0+— o la cabeza sobresalga por encima de los límites de la silla. Tenemos la creencia errónea de que el bebé va incómodo porque las piernas tocan el asiento o las tiene que llevar encogidas, con lo que cambiamos a una silla que no le protege en caso de accidente. Solo si el siguiente dispositivo (Grupo 1) permite la instalación en el coche en sentido contrario a la marcha, podemos hacer el trasvase del niño a una silla más grande.
El capazo homologado (Grupo 0) está aceptado en la normativa en España para que los bebés viajen en el coche y se coloca trasversalmente en los asientos traseros con el cinturón de seguridad del vehículo, quedando sujeto el niño con una especie de faja abdominal que incorpora el propio capazo. Sin embargo, los expertos europeos no lo recomiendan salvo que el bebé tenga necesidades especiales: prematuros o con problemas respiratorios y, en ningún caso, con más de tres meses de vida.
Es cierto que la mejor posición para un recién nacido es totalmente horizontal, pero en el coche hay que velar por su seguridad. La única manera de garantizar su vida y minimizar unas posibles lesiones en caso de accidente es que viaje en un portabebé (Grupo 0+) en sentido contrario a la marcha. Para contrarrestar los inconvenientes de la postura encorvada a la que se ve obliga a viajar el pequeño, evita que pase sentado más de dos horas diarias y, en caso de desplazamientos largos, para cada media hora, saca al bebé y colócale horizontal.
La siguiente silla que tiene que usar el niño pertenece al Grupo 1, válida entre los 20 meses y los cuatro años —desde los 9 a los 18 kilos de peso—. Estos sistemas se instalan en sentido de la marcha, aunque algunos fabricantes, como Besafe, permiten utilizarlos en sentido contrario, lo que es más seguro para el pequeño. El cambio a la siguiente silla sólo se debe dar cuando el niño haya alcanzado los 18 kilos de peso o la cabeza sobresalga por encima de la silla.
Te recomendamos que mantengas al niño en la silla del Grupo 0+ hasta que haya alcanzado los 13 kilos de peso. Solo en el supuesto de que la silla del Grupo 1 permita
su instalación en el sentido contrario de la marcha, podrás hacer el cambio cuando llegue a los nueve kilos.
El último dispositivo de seguridad infantil es la silla del Grupo 2 y 3, lo que habitualmente conocemos como elevadores con y sin respaldo —primer y segundo caso, respectivamente—. Deben utilizarse desde los 18 kilos y hasta los 1,50 metros de altura.
Aunque la ley permita utilizar elevadores sin respaldo (Grupo 3), te recomendamos que elijas siempre con respaldo (Grupo 2): ofrecerá más protección al niño tanto en los
impactos laterales como frontales. Además, no hay ninguna normativa que establezca la obligatoriedad de eliminar el respaldo a partir de un peso del pequeño.